Controversial sátira sobre el presidente Trump está cobijada por la libertad de expresión

El pasado mes de mayo la comediante Kathy Griffin compartió en sus cuentas de Instagram y Twitter un vídeo que proyectaba una sesión fotográfica en la que aparecía sujetando con la mano una representación de la cabeza del presidente estadounidense Donald Trump, recién decapitada y cubierta de sangre.

Tan chocante, inadecuado y de mal gusto como pueda parecerle a muchos ese tipo de representación -trátese de quien se trate el sujeto burlado- constituye una expresión protegida por la Primera Enmienda de la Constitución federal.

Tal y como comenta la abogada Jenna Ellis en un artículo publicado en la revista Time, si bien existe legislación federal que criminaliza cualquier manifestación que represente una amenaza directa a la seguridad e integridad del presidente, la realidad es que Kathy Griffin no amenazó directamente a Trump.

Corte Suprema le reconoce protección a expresiones satíricas que puedan incomodar

En 1988 la Corte Suprema se enfrentó a la controversia de si debía reconocer al evangelista Jerry Falwell el derecho de demandar por libelo a la revista pornográfica Hustler, por publicar un cartel con su foto en el que se sugería que había incurrido en conducta incestuosa con su progenitora.

Luego de analizar los particulares de la controversia, la Corte Suprema expresó que la Primera Enmienda protege expresiones caricaturescas, de parodia o de sátira que versen sobre figuras públicas, siempre que se trabajen de forma tal que una persona razonable no creería que se trata de una aseveración. Por tanto, concluyó que en ese caso no se configuraba el libelo.

A continuación, una escena de la película The People v. Larry Flynt (1996) -que fue inspirada parcialmente en los sucesos antes mencionados- en la que se dramatiza la argumentación oral ante la Corte Suprema en la que se abunda al respecto.

En el caso de Kathy Griffin, fácilmente podría señalarse que sus fotos con «la cabeza de Trump» no se pueden equiparar a la publicación de Hustler sobre Jerry Falwell, en tanto podrían interpretarse como una amenaza a la integridad del presidente más allá de limitarse a un daño a la reputación.

No obstante ello, lo cierto es que nadie podría interpretar su expresión como un llamado que verdadera y razonablemente incite a la comisión de un atentado en contra de la vida y seguridad del presidente Trump.

La disidencia se puede expresar de muchas formas

Noah Michelson, director editorial de HuffPost Voices, opinó en un artículo publicado en el Huffpost que, independientemente de lo ofensivas, grotescas y perturbadoras que puedan resultar las imágenes controversiales de Kathy Griffin, deben ser defendidas por tratarse de un acto importante de disidencia hacia el estilo intolerante del presidente.

En el artículo de Time citado al comienzo, la abogada Ellis reflexiona respecto a que considera inconcebible pensar que el gobierno tenga la potestad de decirnos que no podemos burlarnos del presidente o hacer expresiones en su contra.

En ese sentido, no quedaría más que hacerse eco de las expresiones que la propia Ellis menciona en el artículo, atribuidas a la escritora británica Evelyn Beatrice Hall, sobre lo que debería ser el principio rector de la libertad de expresión: «I disapprove of what you say, but defend to the death your right to say it«.